jueves, 16 de diciembre de 2010

MINORITY REPORT

Sí, además de llevar todo el día dando vueltas al libro del principito y al puñetero anuncio que tengo que relacionar con su mensaje, me ha dado tiempo a ver una película, una gran película diría yo.
Steven Spielberg se portó con esta película, MINORITY REPORT, ambientada en el año 2054, totalmente futurista. Se nos presenta a John, (Tom Cruise ) un policía que trabaja en PRECRIMEN, una empresa que se anticipa a los crímenes, evitándolos antes de que sucedan y deteniendo a los “asesinos” antes de que lo lleven a cabo.
¿Cómo? A través de tres personas a las que llaman “precognoscentes” que tienen el “don” de prever ese tipo de catástrofes, incluso distinguiendo si se van a tratar de crímenes premeditados o pasionales.  Estos pobres, no son más que hijos de yonquis que nacían con ese “poder”. Solamente la existencia de estos seres nos plantea un “agujerito” que se irá rellenando a medida que avanza la película
La empresa únicamente tiene el rango de actuación sobre Washington, y pretende realizar unas elecciones para extenderse de manera nacional y acabar con todos los crímenes de América. Esto hace que los federales convoquen una investigación a PRECRIMEN para dictaminar si es viable la extensión a territorio nacional. Ahí entra Danny (Collin Farrel), un “observador de justicia”, que nos incita a pensar hablando sobre una de las cuestiones importantes y éticas del film: “Estamos deteniendo a gente que no ha hecho nada.” Lo cual es totalmente cierto a la vez que discutible. La agencia PRECRIMEN tiene el “poder” de cambiar el destino, el futuro. Capacidad que también tendrá la propia persona que realiza el crimen, ¿no?.
También hay que añadir que en ese futuro imaginario, TODOS están controlados a través de una identificación ocular, ¡en todas partes! En el metro, en los centros comerciales…  Lo cual obviamente desencadena en la aparición de un “mercado negro de ojos”, sí. Lo mismo pasaría si estuviéramos controlados por las manos, o por los pies.
La publicidad también tiene un papel importante. Es una publicidad totalmente subliminal que actúa directamente y de manera específica, casi personal, en cada persona; me atrevería a decir que de manera casi grosera, atenta contra la intimidad. Lo que supone más control sobre las personas, control de los medios a través de la publicidad.
Todo esto nos deja totalmente demostrado que la tecnología, que existe para facilitarnos las cosas, crea a veces enormes problemas entre los seres humanos debido a los meros intereses personales o de una corporación entera. ¿Nos está enseñando Spielberg entonces una versión del futuro francamente pesimista?
Si empiezo a contar la película me mataréis, simplemente diré que, John (Tom Cruise) se ve implicado en un crimen que cometerá él mismo, lo cual le parece inaudito y a partir de ese detonante se proceden situaciones que nos mostrarán que la metodología de PRECRIMEN no es, ni mucho menos, perfecta. John empieza a investigar sobre el crimen que cometerá mientras es perseguido por los compañeros de su propia unidad.
Es realmente una buena película que, obviamente NO es un ojete (tenía que ponerlo por petición popular) por tanto la  TENEÍS QUE VER SÍ O SÍ, no tiene desperdicio. Resulta increíble hasta dónde puede llegar la ambición por el poder y el triunfo personal.
El diálogo de la parte final me resulta realmente bueno, cómo se llega a la situación de tener dos salidas con pérdida, y lo difícil que resulta elegir.
¿Banda sonora? Dos canciones a nombrar: Bad Boys y, Moonriver, de la banda sonora de Breakfast at Tifanny’s, sí, durante la escena del centro comercial.
“Todo el mundo huye.”

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